La belleza se manifiesta en el exterior

Nuestra cultura está plagada de sentencias fáciles e inexactas, por ejemplo aquello de «la belleza está en el interior». El exterior de una persona no sólo es su aspecto físico, sino el conjunto de relaciones humanas y relaciones con su entorno.

Que una persona tenga obesidad significa que hay malas costumbres en la alimentación, pereza, voracidad, falta de auto-control. La obesidad en una persona refleja fealdad en su interior que debe ser investigada sin olvidar que vivimos en tiranías horribles, pero tampoco sin ir de víctimas. La fealdad en el aspecto suele ser una falta de vitalidad, pues la vitalidad embellece el rostro. Una falta de vitalidad es algo feo que genera fealdad exterior.

Que una persona tenga malas relaciones con su familia o amigos puede significar que no ha desarrollado sus cualidades por falta o atrofio en los modelos que le llegaron, o que rechaza por convicción esos modelos. Una persona solitaria o con pocos amigos es el reflejo de un conflicto que debe ser investigado teniendo en cuenta que vivimos en tiranías horribles, pero tampoco ir de víctimas.

Que una persona sea posesiva puede ser el reflejo de una carencia en las relaciones. Que tenga malas maneras, sea descortés, mal hablado, etc. reflejan malas convicciones hacia el ser humano.

Que una persona mantenga relaciones de dominio con su entorno, domesticación que puede llegar o no al maltrato, reflejan la herencia de una cultura que se ha alejado del mundo natural. Los miembros de la tribu Mbouti suelen decir «cualquiera que se vuelva aldeano, deja de ser Mbouti.», porque la experiencia de siglos les ha transmitido que todas aquellas personas que abrazan la domesticación están limitando la libertad amorosa, puesto que hay una barrera entre sus bienes y el resto de las personas.

La belleza se manifiesta en el exterior. El exterior es un producto del interior.

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